Bueno, ya está bien de contenidos mentales. Vamos ahora a ocuparnos de los principios de sus operaciones. Jung nos brinda tres principios. El primero de ellos es el principio de los opuestos. Cada deseo inmediatamente sugiere su opuesto. Por ejemplo, si tengo un pensamiento positivo, no puedo dejar de tener el opuesto en algún lugar de mi mente. De hecho, es un concepto bastante básico: para saber lo que es bueno debo conocer lo malo, de la misma forma que no podemos saber lo que es negro sin conocer lo blanco; o lo que es alto sin lo bajo.
Esta idea me sobrevino cuando tenía unos once años. Recuerdo que ocasionalmente me dio por salvar a muchas criaturitas inocentes del bosque que de alguna forma se habían herido (me temo que muchas veces provocándoles la muerte). Una vez intenté curar a un petirrojo, pero cuando lo alcé en mi mano, me deslumbró un halo de luz del sol y me llevé la mano a la cara. En ese momento pasó por mi mente la idea de que podía haberlo aplastado. Imagínense, no me gustaba nada la idea, pero me vino innegablemente. ... Continuar leyendo